7 frases para meditar sobre la Cruz y el sufrimiento

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Dios rechazó los antiguos sacrificios y realizó un prodigio estupendo de justicia y de misericordia, de sabiduría y de amor en el sacrificio sublime del Calvario, en el que Jesús,—víctima purísima, capaz de ofrecer una satisfacción de valor infinito—, ofreció a Dios una expiación plenísima y sobreabundante por el pecado y al mismo tiempo le ofreció una glorificación perfectísima, puesto que el conocimiento de la majestad de Dios se hizo divino en Jesús y el anonadamiento del Dios-hombre llegó hasta las profundidades del dolor y de la muerte. ¡Un Dios que muere para glorificar a Dios! ¡Jesús que, conociendo como nadie la infinita excelencia, se inmola en la Cruz con amor inmenso! ¿Quién sino Dios podrá conocer la sublime plenitud, la inefable perfección de esta glorificación suprema? (El Espíritu Santo)

Frase de Luis María Martínez

 

“El cristianismo no es una doctrina filosófica, no es un programa de vida para sobrevivir, para ser educados, para hacer la paz. Éstas son consecuencias. El cristianismo es una persona, una persona elevada, en la Cruz, una persona que se anonadó a sí misma para salvarnos; se ha hecho pecado. Y así como en el desierto fue elevado el pecado, aquí ha sido elevado Dios, hecho hombre y hecho pecador por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí. No se comprende el cristianismo sin entender esta humillación profunda del Hijo de Dios, que se humilló a sí mismo haciéndose siervo hasta la muerte y muerte de Cruz, para servir».

 

«¿De qué nos gloriamos?, de nuestros pecados. Nosotros no tenemos otras cosas de las cuales gloriarnos, ésta es nuestra miseria. De parte de la misericordia de Dios, nosotros nos gloriamos en Cristo crucificado. Por esta razón, no existe un cristianismo sin la Cruz y no existe una Cruz sin Jesucristo.

El corazón de la salvación de Dios, es su Hijo, que tomó sobre sí todos nuestros pecados, nuestras soberbias, nuestras seguridades, nuestras vanidades, nuestras ganas de llegar a ser como Dios. Por esto, un cristiano que no sabe gloriarse en Cristo crucificado no ha entendido lo que significa ser cristiano. Nuestras llagas, esas que deja el pecado en nosotros, sólo se curan con las llagas del Señor, con las llagas de Dios hecho hombre, humillado, aniquilado. “Y éste es el misterio de la Cruz”:

“No es un ornamento, que nosotros debemos poner siempre en las iglesias, sobre el altar, allí. No es un símbolo que nos distingue de los demás. La Cruz es el misterio, el misterio del amor de Dios, que se humilla a sí mismo, se hace ‘nada’, se hace pecado. ¿Dónde está tu pecado? ‘No lo sé, tengo tantos aquí. No, tu pecado está allí, en la Cruz. Ve a buscarlo ahí, en las llagas del Señor, y tu pecado será curado, tus llagas serán curadas, tu pecado será perdonado. El perdón que nos da Dios no es cancelar una cuenta que tenemos con Él: el perdón que nos da Dios son las llagas de su Hijo en la Cruz, elevado sobre la Cruz. Que Él nos atraiga hacia Él, y que nosotros nos dejemos curar”.

Frase del Papa Francisco

“La Cruz parece decretar el fracaso de Jesús, pero en realidad, marca su victoria. En el Calvario, los que se burlaban de Él le decían: ‘Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz’. Pero era verdad lo contrario: precisamente porque era el Hijo de Dios Jesús estaba allí, en la cruz, fiel hasta el fin al designio del amor del Padre”.

“Y precisamente por esto Dios ha ‘exaltado’ a Jesús, confiriéndole una realeza universal”.

Frase de Papa Francisco

“La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.”

Frase de Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Considera cómo el Señor fue enclavado en la Cruz, y el dolor que padecería al tiempo que aquellos clavos gruesos y esquinados entraban por las más sensibles y más delicadas partes del más delicado de todos los cuerpos. Y mira también lo que la Virgen sentiría cuando viese con sus ojos y oyese con sus oídos los crueles y duros golpes que sobre aquellos miembros divinales tan a menudo caían, porque verdaderamente aquellas martilladas y clavos al Hijo pasaban las manos, mas a la Madre herían el corazón. Mira cómo luego levantaron la Cruz en alto y la fueron a hincar en un hoyo que para esto tenían hecho, y cómo (según eran crueles los ministros) al tiempo de asentar, la dejaron caer de golpe, y así se estremecería todo aquel santo Cuerpo en el aire y se rasgarían más los agujeros de los clavos, que sería cosa de intolerable dolor. Pues, oh Salvador y Redentor mío, ¿qué corazón habrá tan de piedra que no se parta de dolor (pues en este día se partieron las piedras) considerando lo que padeces en esta cruz? Cercádote han, Señor, dolores de muerte, y envestido han sobre Ti todos los vientos y olas de la mar. Atollado has en el profundo de los abismos, y no hallas sobre qué estribar. El Padre te ha desamparado, ¿qué esperas, Señor, de los  hombres? Los enemigos te dan grita, los amigos te quiebran el corazón, tu ánima está afligida, y no admites consuelo por mi amor. Duros fueron, cierto, mis pecados, y tu penitencia lo declara. Véote, Rey mío, cosido con un madero; no hay quien sostenga tu cuerpo sino tres garfios de hierro; de ellos cuelga tu sagrada carne, sin tener otro refrigerio. Cuando cargas el cuerpo sobre los pies, desgárranse las heridas de los pies con los clavos que tienen atravesados; cuando las cargas sobre las manos, desgárranse las heridas de las manos con el peso del cuerpo. Pues la santa cabeza, atormentada y enflaquecida con la corona de espinas, ¿qué almohada la sostendría? ¡Oh cuán bien empleados fueron allí vuestros brazos, serenísima Virgen, para este oficio, mas no servirán ahora allí los vuestros, sino los de la Cruz! Sobre ellos se reclinará la sagrada cabeza cuando quisiere descansar, y el refrigerio que de ello recibirá será hincarse más las espinas por el cerebro.

Frase Pedro de Alcantara

«Cristo, clavado en el árbol de la cruz…, fue atravesado por la lanza y salió sangre y agua, más dulce que todo ungüento, víctima grata a Dios, expandiendo por todo el mundo el perfume de la santificación. De hecho, al hacerse hombre siendo Verbo, se impuso límites; a pesar de que era rico, se hizo pobre para enriquecernos con su miseria (Cf. 2Corintios 8, 9); era poderoso y se presentó como un miserable, hasta el punto de que Herodes lo despreciaba y se reía de él; era capaz de hacer temblar la tierra y sin embargo permanecía clavado a aquel árbol; era capaz de cubrir el cielo con las tinieblas, de crucificar al mundo, y sin embargo fue crucificado; su cabeza desfallecía y sin embargo en ese momento se manifestaba el Verbo; había sido anulado, y lo llenaba todo. Dios descendió y elevó al hombre; el Verbo se hizo carne para que la carne pudiera reivindicar para sí el trono del Verbo a la diestra de Dios; se había convertido en una herida, y sin embargo manaba de él ungüento; parecía innoble y sin embargo era Dios»

Frase de San Ambrosio

 

«La cruz, en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente».

Frase de Juan Pablo II