Dios ¿es tratable?

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Dios ¿es tratable?

Tengo un amigo de nombre Fidel que vive en la montaña más alta de México: el Pico de Orizaba (5747 msnm). Tiene 11 hijos y es una de las familias más pobres que conozco. Un día me pidió que pasara por su casa para darme unas plantas. Las cargamos y al preguntarle cuánto le debía me respondió: “Nada, padre, quiero regalárselas”. Insistí en que él necesitaba el dinero para mantener a su familia. No aceptó nada. Le pregunté entonces de qué tenía más necesidad, pues yo también quería regalarle algo. Pensé que iba a pedirme lámina para techar su casa o cemento para el piso, pues sus hijos duermen sobre tierra.

Me dijo: “Ud. sabe que soy ministro de la comunión y que en el pueblo no tenemos el Santísimo Sacramento. Voy a recoger la reserva a la Ciénega, pero como soy muy pobre me lo traigo en una bolsita de plástico. Lo pongo junto a mi pecho y ahí me voy platicando con Él, pero me da ternura llevar así a Nuestro Señor. ¿No podría regalarme una cajita digna para traer a Jesús?”

Esta forma de tratar con Jesús evoca las palabras del Señor en la última cena: “Ya no os llamo siervos sino amigos” (cf Jn 15,15) y nos recuerda a Moisés que hablaba con Dios como a un amigo (cf Ex 33,11)

Cristianismo de libro o de corazón

El Catecismo de la Iglesia Católica dice que el Misterio de la fe: “exige que los fieles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración.” (Catecismo n. 2558). Al recibir el don de la fe, por la cual conocemos lo que Dios nos ha revelado y lo que la Iglesia nos enseña, estamos llamados a vivirla. Podríamos entonces preguntarnos: ¿cómo es la fe con que creemos? ¿Es algo vital o conceptual? 

Fidel cree en el Misterio, lo celebra, es vida para él, tiene una relación dinámica y personal con Dios vivo y verdadero. El no sólo cree que Cristo está realmente presente en la Eucaristía sino que trata familiarmente con Jesús.

Clemente de Alejandría evidenciaba este aspecto de la amistad entre Dios y el hombre en una de las primeras definiciones de la oración cristiana con que contamos:

“El hombre espiritual habla con Dios como con un amigo, de corazón a corazón.”

Efectivamente, “Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía.” (Dei Verbum 2)

Dios es tratable, lo llevas dentro y estás habilitado para tratar con El

Dios busca establecer una relación amistosa con cada uno de nosotros. Él dio el primer paso, nos amó primero, nos envió a Su Hijo. Y no todo termina allí, sino que quiso estar tan cerca que tomó morada en cada uno de sus hijos. (cf Jn 14,23) Dios está presente en nosotros. La condescendencia que Dios ha tenido con nosotros nos parece una locura.

Me imagino esta presencia de Dios en nuestro corazón como una inmensa presa, lista para que se abran las compuertas. Por el bautismo estamos habilitados para el trato personal con Dios. Esta capacidad está a la espera de que cada uno “la active”: debe ponerse en acto.

J. Castellano define bien la oración como “una historia de amistad con Cristo”, subrayando el dinamismo propio del peregrino que vive en el tiempo. A lo largo de la vida vamos desarrollando y creciendo en nuestro trato con Jesucristo, adquiriendo una familiaridad cada día más fresca y profunda a la vez.

A cada uno de nosotros nos corresponde tomar conciencia, profundizar y desarrollar esta relación de amistad personal con Dios. Es una historia de amor aún por vivir. Creemos, pero debemos actuar nuestra fe. Es tarea que nos corresponde a cada uno en la oración. Qué diferente es el cristianismo vivo al que se reduce a un elenco de preceptos, a una doctrina muerta. Quien lo activa, ora.

Así se desarrolla la oración: a partir de la conciencia de ser hijos y creaturas de Dios, hasta llegar a tratarse como amigos.

No está mal que nos sintamos indignos, limitados, frágiles y miserables. Está bien, pues es la verdad de nuestra existencia. Somos todo eso, pero al mismo tiempo poseemos la dignidad de hijos de Dios. Él quiere que acepte que soy su hijo, llamado a tratar con Él con familiaridad, como se trata a un Padre y a un Amigo. Rezar es tratar con Dios y hacerlo en un clima de amistad sincera.

Cuando te encuentres solo, pregúntate: Dios ¿es tratable? Y deja hablar a las Escrituras y a tu corazón.

La tierra que alcanza las nubes

La referencia más antigua al volcán de Orizaba deja constancia de que los nativos le llamaban Poyautécatl, que significa “la tierra que alcanza las nubes”. Estamos hechos de tierra pero desde el bautismo somos tierra que puede alcanzar las nubes, como Fidel.

A mí me hace mucho bien tratar con personas como él, recibo grandes lecciones. En Navidad le visité y le regalamos un póster de la Virgen de Lourdes. Ahora durante la semana santa fui a visitarle de nuevo y tuve el gusto de ver que la enmarcó, le puso un techito y la colocó fuera de su casa, frente al camino, para que todo el que entrara o saliera de Rancho Nuevo recibiera la bendición de la Virgen María.

Al redactar esta nota he tenido todo el tiempo presente el rostro de Fidel y me ha venido a la memoria esta canción de J.A. Romero que tanto bien me ha hecho. Escúchala en actitud orante.

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PD. Hoy Fidel ya tiene la píxide para trasladar la Eucaristía. La semana pasada fueron algunos misioneros a llevarle cobijas y alimentos. El siguiente paso será ponerle piso y techo a su casa. Esperamos hacerlo este verano. Si alguien quiere colaborar puede ponerse en contacto con José Luis Medina ([email protected]), responsable del Centro Misionero Rafael Guízar y Valencia  (www.centromisionero.org).


Autor, P. Evaristo Sada L.C.(Síguelo en Facebook)

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