Por lo que respecta a la ausencia de imágenes, esto es, no usar la imaginación y no aceptar ningún tipo de visión durante la contemplación, sea de luz, o de un ángel, o de Cristo, o de no importa qué santo, y apartarse de todo ensueño, esto, por supuesto, viene ordenado así por Santos Padres experimentados, por esta razón: El poder de la imaginación puede fácilmente encarnar, o por así decirlo, dar vida a las representaciones de la mente, y de este modo los inexpertos pueden ser fácilmente atraídos por estas ficciones, tomarlas por visiones de la gracia y caer en el engaño de sí mismos, a pesar del hecho de que la Sagrada Escritura dice que el propio Satanás puede asumir la forma de un ángel de luz. Y que la mente pueda natural y fácilmente estar en un estado de ausencia de imágenes y mantenerse en él, incluso durante la rememoración de la Presencia de Dios, puede verse en el hecho de que el poder de la imaginación puede presentar perceptiblemente una cosa en un estado de ausencia de imágenes y mantener su dominio sobre una representación así. Así, por ejemplo, la representación de nuestras almas, del aire, cálido o frío. Cuando tienes frío, puedes tener una vívida idea del calor en tu mente, a pesar de que el calor no tiene forma, no es un objeto de la vista, y no se mide por la sensación física de quien se encuentra expuesto al frío. Del mismo modo, también la presencia del espiritual e incomprehensible Ser de Dios puede estar presente en la mente y ser reconocida en el corazón, en una absoluta ausencia de imágenes.(Relatos de un Peregrino Ruso)