Yo duermo, pero mi corazón vela

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Aquellos que por un hábito prolongado o por la gracia de Dios han progresado en la oración mental hasta alcanzar la oración del corazón, éstos no rompen su oración continua durante profundos ejercicios intelectuales, ni tan siquiera durante el sueño. Como el Muy Sabio nos ha dicho: Yo duermo, pero mi corazón vela.(Relatos de un Peregrino Ruso)