Para los que no comprenden la vida Espiritual, esta vida es cierto género de muerte; les parece que los santos viven en este mundo, muertos, que no tienen ni alegría ni consuelo, que viven oprimidos bajo el peso de deberes terribles. Se engañan, en realidad: los justos son muertos a los ojos de los necios, pero ellos viven en la paz, llevan en su corazón tesoros y gozos celestiales, porque quienquiera que vive íntimamente la vida Espiritual lleva en su corazón los Frutos del Espíritu Santo. (El Espíritu Santo)