Los tiempos de Dios son perfectos

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Todo se hace en la tierra con lentitud; el tiempo impera forzosamente en nuestra vida, y Dios que en el orden Espiritual y en la economía de sus gracias ha querido adaptarse a las normas de nuestra vida humana, cuenta también con el tiempo. ¡Ah! Dios es muy lento; como que cuenta con la eternidad. Dios es muy lento, porque sabe perfectamente la función que el tiempo tiene que desempeñar en la vida humana. Las almas se santifican con lentitud, la impaciencia de nuestro corazón a las veces no tolera esas lentitudes, quisiéramos que todo fuera rápido en nuestra vida, que pronto se purificara nuestra alma, que pronto se iluminara nuestro espíritu con la luz de Dios, que pronto estallara en nuestros corazones el volcán del amor. Pero no, la ley de la vida, de toda vida, de la vida natural y de la vida Espiritual, es la lentitud; el tiempo madura los frutos en el campo, el tiempo madura los frutos en el alma. (El Espíritu Santo)