El Don de Entendimiento deja al alma en profunda desolación para transformar su entendimiento, para limpiar los ojos de su espíritu, para que pueda un día mirar a Dios. ¿No es verdad que ésta es una de las grandes necesidades de nuestro corazón y que debería ser uno de nuestros grandes anhelos? ¡Señor, que yo vea! ¡es tan triste y dolorosa la ceguera! ¡es tan fecunda y tan bella la luz!