Las virtudes están a nuestra disposición, son los instrumentos de nuestro trabajo Espiritual. Por medio de las virtudes infusas que recibimos también con la gracia de Dios, podemos ir perfeccionando una por una todas nuestras facultades y disponiendo todo en nuestra vida interior. Y a medida que las virtudes crecen, se prepara, por decirlo así, el terreno para que el Espíritu Santo venga y con un trabajo más fino exquisito consume nuestra obra. (El Espíritu Santo)