A María

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A María

Señora, tú te encuentras en la encrucijada de todos mis caminos;
camina conmigo las horas que me quedan.
Enséñame a vivir con ánimo transparente, guarda mi corazón limpio de toda falta.
Enséñame a hacer el don total de mí mismo a Cristo Jesús,
sin cálculos, sin rodeos,
sin reparos burdos o sutiles,
sin espíritu ventajista.
Enséñame el significado fresco y limpio del servicio. Amén.