No es falta, ni siquiera imperfección, experimentar el sentimiento del padecer, el tedio, las repugnancias y los disgustos, con tal que no cesemos de decir con voluntad resuelta: Que se haga, no como yo quiera, sino como quieras Tú.
No es falta, ni siquiera imperfección, experimentar el sentimiento del padecer, el tedio, las repugnancias y los disgustos, con tal que no cesemos de decir con voluntad resuelta: Que se haga, no como yo quiera, sino como quieras Tú.