Oración carmelitana o ignaciana, ¿cuál será mejor para mí?

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Oración carmelitana o ignaciana, ¿cuál será mejor para mí?

Estimado Dan, he estado estudiando la oración, sobre todo el método ignaciano y el de los carmelitas. ¿Cuáles son las diferencias entre estos dos métodos y cómo puedo determinar cuál es el mejor para mí?

Estimado amigo, qué buena pregunta. Antes que nada sería muy útil estar seguros de que entendemos al utilizar los términos “oración” y “método”.

La oración un intercambio interpersonal

La oración, a la cual nos referimos aquí, es un intercambio interpersonal de amor entre una persona humana y la Persona divina. De acuerdo con el Catecismo (cuarta parte), este intercambio personal tiene tres diferentes expresiones: la oración vocal, la meditación y la contemplación.

Para permanecer dentro de la enseñanza de la Iglesia, cuando se habla de “métodos” de oración, debemos limitarnos principalmente a la oración vocal y a la meditación. Esto es porque el ámbito de la contemplación, y particularmente la contemplación infusa, es exclusivamente obra de Dios en el alma y no puede conseguirse a través de ningún método.

Distinciones generales en los métodos de meditación

Cuando la mayoría se refiere a un “método” de oración en la tradición ignaciana, está hablando de la meditación. Aunque san Ignacio compuso por lo menos seis métodos en sus ejercicios espirituales, el más comúnmente conocido consiste en situarse uno mismo dentro de una escena del Evangelio y seguir una serie de pasos específicos dirigidos a acercar el corazón hacia un encuentro con Cristo. El método ignaciano es un hermoso regalo a la Iglesia y muy importante para todos los cristianos, especialmente en la etapa de purificación o en la etapa temprana del desarrollo espiritual.

Método de oración ignaciana – San Ignacio de Loyola

I: Preparación:
Actos de fe y reverencia en la presencia de Dios.
Oración preparatoria para pedir la gracia de hacer una buena meditación.
Composición de lugar (ejercicio de imaginación).
Petición para recibir la gracia especial que se busca en la meditación.

II: Cuerpo de la meditación
Ejercicio de la memoria para evocar el material sobre el cuál se va a meditar.
Ejercicio del intelecto a través de la reflexión y consideración del material de la meditación, aplicaciones prácticas y conclusiones que se sacarán de la misma.
Ejercicio de la voluntad que genere sentimientos de devoción y afecto y la toma de resoluciones prácticas y particulares.

III: Conclusión
Coloquio o conversación con Dios.
Oración vocal como el Padre Nuestro o el Ave María, etc.

Cuando hablamos del método carmelita de oración, estamos en terreno menos sólido que en la tradición ignaciana, no porque la oración carmelita sea inferior, sino porque realmente no existe un “método” que pueda distinguirse como carmelita. Los carmelitas tienden a restarle énfasis al método y, en cambio, se enfocan en la devoción del corazón. Aun así, uno puede sacar un método de “meditación” carmelita que es similar, pero más simple en la forma, que el de la meditación ignaciana.

Método de oración carmelita –Juan de la Cruz – Pintado por hermanas teresianas y paulinas- Santa Inés

I: Introducción
Preparación.
Lectura.

II: Meditación
Representación imaginaria del material.
La reflexión o meditación en sí.
Coloquio o conversación afectuosa con Dios.

III: Conclusión
Dar gracias.
Oblación.
Petición.

Independientemente del método que se utilice, es importante tener en cuenta que la meditación cristiana es una forma transitoria de oración que Dios utiliza para atraer el alma a Cristo en las primeras etapas del desarrollo espiritual. Dicho de otra manera, la meditación es una forma de oración aplicable a la etapa purgativa o inicial de la oración, misma que se deja atrás cuando el alma comienza la transición hacia la fase luminosa de la maduración espiritual.

Ignaciana o carmelita, ¿cuál es mejor para mí?

La respuesta a esa pregunta puede encontrarse en la respuesta a esta otra pregunta: ¿Cuál funciona mejor para ti? Otra manera de encontrar claridad sobre esta pregunta es leer los escritos de san Ignacio y, simultáneamente, los de santa Teresa de Ávila. Si tu corazón se siente particularmente atraído hacia uno o el otro, sigue esa indicación. Ambos enfoques son buenos e importantes para conducir el alma a Cristo y para ayudarla a madurar en la vida interior. Echa un vistazo a nuestra página de Recursos para encontrar los libros recomendados para estas áreas.

Para obtener más información sobre ésta y muchas preguntas acerca de la vida interior, he desarrollado un curso para el Instituto Ávila para la Formación Espiritual, llamado Fundamentos de la oración y de la unión con Dios. En este curso proporciono la sabiduría de los santos incluyendo san Francisco de Sales, santa Teresa de Ávila, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola y otros, en relación con la manera de entender dónde estamos en nuestro progreso espiritual y qué camino necesitamos tomar para crecer más profundamente en la oración y en el amor a Dios.


Para más información ve a la página de Avila Institute y desplaza el cursor hacia abajo para registrarte o enviar un correo electrónico a [email protected] con cualquier pregunta que pudieras tener.

 

Nota: El esquema para ambos métodos de meditación puede encontrarse en el libro Teología Espiritual del Padre Jordan Aumann. 

Agradecemos a Dan Burke esta aportación. Traducción a cargo de www.la-oracion.com

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