«La oración es encuentro, diálogo con Dios. Pero no pensemos que se desenvuelve como en una conversación humana. Es una conversación que se actúa en una mirada de fe, en una palpitación de amor y por esto las palabras no son necesarias. El silencio, que se actúa en el profundo recogimiento del espíritu, llega a ser «la palabra» que Dios pronuncia en nuestra mente y en nuestro corazón; llega a ser luz que ilumina la verdad, llega a ser calor en el corazón que logra amar, abrazar y vivir.
La riqueza del diálogo con el Señor
Es también, por nuestra parte, que este silencio llega a ser «palabra» que nos orienta y consagra al Padre, a su voluntad, al esfuerzo por su Reino, al sufrimiento en Cristo que redime.
A veces seremos nosotros quienes nos esforzaremos por balbucear cualquier cosa, — a veces será Dios quien tome la iniciativa del diálogo — y entonces será más fácil y más alegre escuchar y su palabra obrará cuanto Él tiene planeado: nuestra perfección.»
Extracto de La oración
Autor: Antonio Furioli
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