«El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, El da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios crea la unidad entre los creyentes. Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas.
«Cuando rezamos, es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el corazón, cuando rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el Espíritu de Dios que nos ha impulsado, y más aún, cuando descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado. Cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda tocados por el Espíritu Santo».
Papa Francisco, 29 Noviembre 2014