Qué es la perfección

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Esta palabra “perfección” no indica que el bien haya alcanzado la plenitud de su intensidad y que no es ya susceptible de aumento: en este sentido la perfección no está sino en Dios, donde el bien no tiene límites. No indica tampoco que el bien sea completamente puro, porque quedan todavía en mi alma aficiones ocultas que no van a Dios, y cuya multiplicidad veré más adelante; no indica tampoco que las últimas huellas del desorden, eso que he llamado división o “reparto” entre la satisfacción humana y la gloria divina, hayan desaparecido; pero indica que el bien está puro del mal de las “preferencias” humanas, que no queda nada de ese vicio del trastorno de la gloria divina, nada de ese desorden de la dominación de la satisfacción humana: el buscarme a mí mismo antes que a Dios está totalmente excluido, y en este sentido el bien es perfecto, ha alcanzado una primera perfección relativa, la obra del enderezamiento está acabada; es, pues, la perfección del enderezamiento, o si se quiere, la perfección de las vías ordinarias. He aquí el verdadero alcance de la palabra “perfección”. (José Tissot, La vida interior)