Además, Dios nos enseñó a orar no sólo con palabras, sino también con hechos, ya que él oraba con frecuencia, mostrando, con el testimonio de su ejemplo, cuál ha de ser nuestra conducta en este aspecto; leemos, en efecto: Jesús solía retirarse a despoblado para orar; y también: Subió a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Tratado sobre el Padrenuestro