Ahora quiero mostrarte el uso de un arma excelente, que es el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Este augusto Sacramento, así como excede en la dignidad y en la virtud a todos los de más Sacramentos, así de todas las armas espirituales es la más terrible para los demonios.
Las cuatro primeras reciben toda su fuerza y virtud de los méritos de Cristo, y de la gracia que nos ha adquirido con el precio de su sangre; pero esta última contiene al mismo Jesucristo, su carne, su sangre, su alma y su divinidad.
Con aquellas combatimos a nuestros enemigos con la virtud de Jesucristo; con esta los combatimos con el mismo Jesucristo, y el mismo Jesucristo los combate en nosotros y con nosotros; porque quien come la carne de Cristo y bebe su sangre, está en Cristo y Cristo en él (Joann. VI, 57).(El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli)