Cristo padeció voluntariamente y por amor

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Lo que acaba de dar a las satisfacciones y a los méritos de Cristo toda belleza y plenitud, es que aceptó los padecimientos voluntariamente y por amor. La libertad es un elemento esencial del mérito: Porque un acto no es digno de alabanza, dice San Bernardo, sino cuando el que lo realiza es responsable (Ubi non est libertas, nec meritum. Serm. I in Cant.).