En la vida espiritual, hay que ir siempre adelante y no retroceder jamás; de otro modo nos sucede como a la barca, que, si en vez de avanzar, se detiene, el viento la arrastra hacia atrás.
En la vida espiritual, hay que ir siempre adelante y no retroceder jamás; de otro modo nos sucede como a la barca, que, si en vez de avanzar, se detiene, el viento la arrastra hacia atrás.