A los tres días, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. La madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Jesús les dice: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él (Jn 2, 1-11).
Tres consideraciones
El Evangelio de este domingo prolonga la Epifanía del Señor. La adoración de los Reyes, el bautismo de Jesús y el primer signo, realizado en Caná de Galilea, confirman la identidad del nacido de mujer en Belén. Él es el Hijo amado de Dios.
El relato evangélico destaca la intervención de María, la madre de Jesús. Ella se convierte en medianera entre Jesús y los invitados, para liberar del sonrojo a los novios de la boda. “Verdaderamente, bendita tú eres entre todas las mujeres, ya que has cambiado en bendición la maldición de Eva. Por ti la bendición del Padre ha brillado sobre los hombres.”
El Cuarto evangelio presenta a Jesús en el marco de una boda, en el que aparece su madre, a la que llama “mujer”, como lo hará en la última hora, en la Cruz. Esta presencia de María, con el título de la nueva Eva, abarca toda la vida del Nazareno, quien ha venido a restaurar lo que se había perdido. En la boda de Caná se esboza el proyecto de Jesús, que viene de parte de Dios para restaurar todo, entregándose por amor en un gesto esponsal.
Propuesta
¿Te sientes redimido, invitado, amado por Dios?
Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web) El contenido de este artículo puede ser reproducido total o parcialmente en internet y redes sociales, siempre y cuando se cite su autor y fuente original: www.la-oracion.com y no se haga con fines de lucro.