Meditación: El Señor de la vida

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Meditación: El Señor de la vida

Ez 37, 12-14. Sal 129; Rom 8, 8-11; Jn 11, 1-45

V Domingo de Cuaresma – Tres Llamadas

«Os infundiré mi espíritu y viviréis» (Ez 37,14);

«Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.» (Rom 8, 11)

«-Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.» (Jn 11,25)

Consideración

La Iglesia nos prepara para afrontar el mayor reto, la Pasión del Señor, y lo hace trayendo ante nuestros ojos el poder de Dios, creador de la vida.

El muro de la muerte aparece insuperable a los ojos humanos, pero Dios vence a la muerte.

Jesús se presenta como dador de vida. Él es la resurrección, identidad que no podremos olvidar en los momentos de su muerte y de nuestras muertes.

El Mayor Signo

El Evangelio de San Juan se divide en el libro de los signos y el libro de la hora. El libro de los signos abarca la primera parte del texto, hasta el capítulo XII.

El evangelista enumera siete signos para demostrar la identidad mesiánica y divina de Jesús.

EL primer signo es el que hizo Jesús en Caná de Galilea. El último, la devolución de la vida a su amigo Lázaro. Con este signo Jesús se presenta como Señor de la vida.

Jesús tiene poder para regalar el espíritu de vida, y dar a nuestros cuerpos mortales el aliento divino.

Jesús tiene poder para devolver la vida a los muertos, y Él será el primogénito de entre los muertos.

Nos disponemos a la Pascua, la gran fiesta cristiana. Y en la noche santa profesaremos: Creo en Jesucristo resucitado.

No perdamos la mirada a Betania, cuando vamos a comenzar los días de la Pasión del Señor.


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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