Cuarto Domingo de Adviento

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La presencia de Dios en nuestra familia.

Para empezar:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee el texto del

Evangelio

Del santo Evangelio según san Mateo: 1,18-24

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su
madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió
que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo.
José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en
evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en
sueños: «José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a
María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el
Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y
dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que
quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel
sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a
su esposa.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús

Vela:
Encender la última vela del Adviento. (morada)

Para reflexionar:
Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta:

¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año?

¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado?

Cada miembro de la familia podrá responder si lo desea.

Propósitos:
Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la cuarta semana.

Para orar:
Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias. Amén.

Para terminar:
Todos los miembros de la familia  rezan juntos un Padre Nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción.

Para cantar: 

Cantar la canción “Los peces en el río”

La Virgen está lavando
y tendiendo en el romero,
los pajarillos cantando,
y el romero floreciendo.

Pero mira como beben
los peces en el río,
pero mira como beben
por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río
por ver a Dios nacer.

La Virgen se está peinando
entre cortina y cortina,
sus cabellos son de oro,
el peine de plata fina.

Pero mira como beben
los peces en el río,
pero mira como beben
por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río
por ver a Dios nacer.

La Virgen va caminando
por entre aquellas palmeras,
el Niño mira en sus ojos,
el color de la vereda.

Pero mira como beben
los peces en el río,
pero mira como beben
por ver al Dios nacido.
Beben y beben y vuelven a beber,
los peces en el río
por ver a Dios nacer.