Comentario a la Liturgia, Domingo de Ramos

1986
Conocer a Dios En María (Segunda parte)

“Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban” (Is 50, 4-6).  “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;  al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz”  (Flp 2, 6-7).

Comentario

Iniciamos la Semana Santa. La procesión triunfal con ramos representa la entrada de Jesús en Jerusalén, para que se cumplan en Él las Escrituras –“Todo ser que alienta alabe al Señor” (Sal 150)-, y para dar cumplimiento a la voluntad de su Padre, de entregar la vida por sus amigos, por toda la humanidad.

La Liturgia de la Palabra de este día nos resulta extraña. Se comienza con la lectura del Evangelio, que hace referencia a la aclamación de Jesús –“Bendito el que viene en nombre del Señor”- e inmediatamente, los textos se tornan dramáticos, con explícita referencia a la Pasión de Cristo.

Se trata de una pedagogía litúrgica. Hoy se cumplen los cuarenta días de preparación para la Pascua. Hoy es el último domingo cuaresmal. Quizá no todos los fieles puedan asistir a los Oficios del Triduo Pascual, y cuando se vuelva a celebrar el día del Señor, ya será el gran día de la Resurrección de Jesucristo. De ahí, que hoy se anuncie en las lecturas el proceso de la Pasión de Cristo.

Hoy es un día propicio para confesar la fe, para llevar el signo martirial de la palma, como quien está dispuesto a ir detrás de Jesús. Santa Teresa de Jesús nos alienta: “Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso el primero en el padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo verdadero. Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita” (Vida 22, 6).

Días de oración, de celebrar junto a una comunidad de fe la Pascua del Señor. “Porque andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante” (Vida 7, 22). La fe que no se celebra en comunidad se debilita. No es posible la fe en solitario. Somos pueblo de Dios, comunidad de discípulos de Jesús, que necesitamos sabernos en torno suyo.

Punto de Reflexión

¿Con quién vas a celebrar la Pascua del Señor?


Agradecemos esta aportación a Don Ángel Moreno de Buenafuente (consulta aquí su página web)

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