Para adquirir la humildad…

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Esta es la base de la humildad, la que se llama especulativa porque reside en nuestro entendimiento. De ella se deriva la práctica porque, humillándonos delante de Dios, al conocer nuestra bajeza, nos gusta que las criaturas nos desprecien y nos admiramos no lo hagan cuando somos tan malas para con Dios. Hay que ser muy humilde, porque sin la humildad todas las demás virtudes son hipocresía. Para adquirir la humildad:

1. Tenemos que tratar de no hablar ni en pro ni en contra del yo, sino que despreciarlo.

2. Humillarnos delante de las demás personas siempre que lo creyéremos conveniente, y para esto hacer cosas que nos humillen, como sería obedecer a una sirviente, a un hermano más chico.

3. Cuando seamos humilladas darle gracias a Dios y decirse: «esto y mucho más merezco por mis pecados», y seguir muy amable con la persona.

4. Tratar de servir a aquellas personas que nos sean antipáticas o a aquellas que notemos son poco cariñosas con nosotras, para así humillarnos. También es necesaria la obediencia. Obedecer inmediatamente sin examinar si son inferiores o superiores, si tienen razón o no, sino como obedecía Jesús: porque era la voluntad de Dios. Por último te recomendaré la caridad con el prójimo. El amor a nuestros semejantes es la medida del amor de Dios No ver la criatura, sólo a Dios en su alma, ya que en el bautismo nos hicieron templos de la Santísima Trinidad.

Carta 82 a Elena Salas González