Con el término «salvación» puede entenderse el estado de realización plena y definitiva de todas las aspiraciones del corazón del hombre en las diversas ramificaciones de su existencia (Diccionario teológico)
- Oración de intercesión
- Al Inmaculado Corazón de María para pedir un favor
- Nunca dejes la oración
El camino real de la oración
En el libro que Santa Teresa dedicó a las carmelitas de San José de Ávila para estimularlas en el camino de la perfección religiosa, ella dice que es preciso hacer oración “con una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera me muera en el camino … siquiera se hunda el mundo” (Camino de Perfección 35, 2).
Santa Teresa habla de la oración como del asunto que más importa en la vida, como aquél del que depende lo más importante, que es la misma salvación eterna. Ella conocía muy bien lo necesaria que era la gracia de Dios en la vida espiritual, pero al mismo tiempo, por experiencia propia, era consciente del valor de la oración y de las grandes tentaciones de quien comienza a hacer oración tiene que afrontar en el camino.
- Meditación: Tú eres mi Hijo, el amado
Sin duda que la fiesta del Bautismo del Señor se encuadra en el tiempo de la Epifanía, por ser un relato en el que se nos manifiesta la identidad de Aquel que, esperando en la fila de los pecadores para recibir el bautismo de Juan, es en verdad, el Hijo amado de Dios: “Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».” Ya desde antiguo, según el profeta Isaías, se anunció la presencia del Mesías: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero” (Is).
- La oración: palanca del mundo
Santa Teresa del Niño Jesús al final de su famosa autobiografía Historia de un alma recuerda la frase que se atribuye a Arquímedes “dadme un punto de apoyo y levantaré al mundo”. Y ella la aplica la oración, comentando: “Lo que Arquímedes no pudo lograr, porque su petición no la dirigía a Dios y porque la hacía desde un punto de vista material, los santos lo lograron en su plenitud” (Manuscrito autobiográfico, C 36 vº).