La bondad de Dios le lleva a comunicarnos liberalmente los auxilios de su gracia, pero nos deja la libertad de valernos de estos medios y salvarnos, o de despreciarlos y perdernos.
La bondad de Dios le lleva a comunicarnos liberalmente los auxilios de su gracia, pero nos deja la libertad de valernos de estos medios y salvarnos, o de despreciarlos y perdernos.