La fidelidad en general no es otra cosa que la lealtad, la cumplida adhesión, la observancia exacta de la fe que uno debe a otro (Teología de la perfección cristiana, §635)
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La fidelidad en general no es otra cosa que la lealtad, la cumplida adhesión, la observancia exacta de la fe que uno debe a otro (Teología de la perfección cristiana, §635)
Cuanto menos tenemos, más damos. Parece absurdo, pero ésta es la lógica del amor.
Cuando una joven señora de la alta sociedad opta por ponerse al servicio de los pobres, se produce una
auténtica revolución, la mayor de todas, la más difícil: la revolución del amor.
Resulta conmovedor leer que antes de ponerse a explicar la palabra de Dios, antes de pronunciar las Bienaventuranzas a la multitud, Jesús sintió compasión de ella y la alimentó (cfr. Mt. 5). Sólo una vez que estuvieron saciados se puso a enseñarles.
El verdadero amor hace sufrir. Jesús, para darnos una muestra de su amor, murió en la Cruz. Una madre,
para dar a luz a su hijo, tiene que sufrir. Si de verdad os amáis unos a otros, no podréis evitar tener que
sacrificaros.