Adoración eucarística

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    La adoración exterior es expresión y redundancia de la interior —que es la principal— y sirve para excitar y mantener esta última. Y porque Dios está en todas partes, en todo lugar podemos adorar a Dios interior y exteriormente, si bien el lugar más propio es el templo, porque en él reside Dios especialmente—sobre todo si se guarda en él la Eucaristía—, nos aleja y separa del mundanal ruido, hay en él muchos objetos santos que excitan la devoción y nos estimula y alienta la compañía de los demás adoradores (Teología de la perfección cristiana, §396)

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