Es preciso que encontremos un equilibrio entre aceptar nuestra miseria y aspirar a la perfección. Lo importante es saber volver siempre a Dios. Vivir continuamente bajo la mirada de Dios, en su presencia.
Es preciso que encontremos un equilibrio entre aceptar nuestra miseria y aspirar a la perfección. Lo importante es saber volver siempre a Dios. Vivir continuamente bajo la mirada de Dios, en su presencia.