Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí

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No sólo se nos concede disponernos y prepararnos para la Vida; se nos permite vivir y obrar desde ahora conforme a ella: «Aprópiate la Vida Eterna», dice Pablo a Timoteo. Y en otra parte: «Ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mi». Es lo que escribía San Ignacio: «Hay un Agua viviente que clama en mí».

La vida en Cristo, Libro I