Deberíamos de aprender a vivir cada momento como suficiente en sí mismo, como plenitud de existencia porque en él está Dios, y si Dios está, no nos falta nada.
Deberíamos de aprender a vivir cada momento como suficiente en sí mismo, como plenitud de existencia porque en él está Dios, y si Dios está, no nos falta nada.