Un verdadero amante no sólo quiere a su amado más que a si mismo sino que en cierto sentido se olvida de sí mismo en relación al único que ama. Y esto es lo que has de aprender a hacer. Has de llegar a abominar y detestar todo lo que ocupa tu mente excepto a Dios, pues todo es un obstáculo entre Él y tu. Apenas si te ha de extrañar el que llegues a odiar el pensar sobre ti mismo en vistas a tu mayor comprensión del pecado. Esta mancha fétida y detestable llamada pecado no es sino tu mismo, y aunque no lo consideres con todo detalle, ahora sabes que es parte y parcela de tu mismo ser y algo que te separa de Dios. Rechaza, pues, el pensamiento y la experiencia de todas las cosas creadas, pero aprende mías especialmente a olvidarte de ti mismo, ya que todo tu conocimiento y experiencia depende del conocimiento y sentimiento de ti mismo. Todo lo demás se olvida fácilmente en comparación con uno mismo. Comprueba si la experiencia no me da a mí la razón. Aun mucho después de haberte olvidado con éxito de las criaturas y de sus obras, te darías cuenta de que un elemental conocimiento y sentimiento de tu ser sigue permaneciendo entre ti y Dios. Créeme, no serás perfecto en el amor hasta que esto sea también destruido. (La Nube del No Saber – Anónimo ingles del siglo XIV)