El demonio no considera a ningún alma poco valiosa como para intentar que se condene, ya que recuerda que Dios la consideró suficientemente valiosa como para morir por ella y salvarla.
El demonio no considera a ningún alma poco valiosa como para intentar que se condene, ya que recuerda que Dios la consideró suficientemente valiosa como para morir por ella y salvarla.