Cuando hablamos a Jesús con simplicidad y con todo nuestro corazón, Él hace lo que una madre, que toma en sus manos la cabeza de su hijito y la cubre de besos y de caricias.
Cuando hablamos a Jesús con simplicidad y con todo nuestro corazón, Él hace lo que una madre, que toma en sus manos la cabeza de su hijito y la cubre de besos y de caricias.