Rómpanse en tu corazón las fuentes del mar

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Y si quieres ser elevado de la tierra en alteza de contemplación como arca de Noé (Gen 7,17), hanse de multiplicar en ti las aguas, rompiéndose en tu corazón las fuentes del mar, que son las llagas de tu esposo Jesucristo; y hanse de abrir en ti los caños del cielo de la divinidad, para que así tengas entera abundancia de santo diluvio en que te salves; porque así lo tenía la esposa, que se llama en los Cánticos (Cant 4,15) pozo de aguas vivas que corren con ímpetu del monte Líbano. Pozos de aguas vivas tienes cuando derramas lágrimas por la humanidad de tu esposo Cristo; empero, si quieres que este pozo de por cima se haga fuente que salte hasta la vida eterna (Jn 4,14), procura que venga a ti el ímpetu del monte Líbano, que son las lágrimas derramadas por su divinidad.

Tercer abecedario espiritual