Por la mañana del jueves, primer día de los panes ácimos, estando el Salvador en Betania o quizá ya camino de Jerusalén, los discípulos le preguntaron dónde le gustaría que prepararan lo necesario para preparar la Pascua. El Salvador encargó a Pedro y a Juan de los preparativos, y les dijo: «Adelantaos vosotros dos a Jerusalén y, al entrar, encontraréis un hombre con un cántaro de agua en la cabeza; seguidle hasta la casa donde vaya, y al dueño le dais este recado de mi parte: El Maestro te envía a decir: El momento está muy cerca, quiero celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos. Y él os enseñará una sala grande, amueblada; preparad allí las cosas», y sucedió como el Salvador les había dicho; y prepararon lo necesario para la fiesta en casa de aquel hombre afortunado a quien Jesús, con un recado tan amistoso, pidió su casa.
Historia de la Sagrada Pasión