Plan de vida

1916

No, no es conveniente tanta prisa; nadie edifica sin tener antes un plano; nadie se pone en marcha sin saber antes adónde va: el arquitecto se toma el tiempo necesario para trazar sus planos y no pone los obreros a trabajar sino cuando los tiene acabados; el viajero se toma también tiempo para estudiar y preparar su viaje, y no se pone en camino hasta que ha terminado todos sus preparativos. Del mismo modo voy también a precaverme contra los accesos de temor o de precipitación; voy a considerar el plan divino de mi vida; voy a darme cuenta de él con calma, sin preguntarme ya desde el principio cómo llegaré a su ejecución. Porque no conviene mezclar y confundir los trabajos. Principiaré por dedicarme a estudiar bien el fin: las cuestiones de caminos y de medios vendrán después, a su tiempo y en su lugar. Sea cualquiera, la impaciencia, la incertidumbre, el temor, las dificultades al parecer insuperables, y el desaliento que se apoderen de mí, nada de esto debe distraerme ni preocuparme: cada cosa a su tiempo y cada cuestión en su lugar. (José Tissot, La vida interior)