¿Qué es la oración, en realidad? ¿Cómo se reza verdaderamente? Raramente se encuentra para estas preguntas, primordiales y urgentes como son, una respuesta precisa que pueda ser comprendida por todos, y de este modo, el que pregunta ardientemente sobre la oración se encuentra de nuevo ante un velo de misterio. Como resultado de sus lecturas, se atraiga en su mente un aspecto de la oración que, aunque piadoso, es sólo externo, y llega a la conclusión de que la oración es ir a la iglesia, persignarse, inclinarse, arrodillarse, leer salmos, cánones y acatistas. En general, esta es la idea que se hacen de la oración aquellos que no conocen los escritos de los Santos Padres acerca de la oración interior y la acción contemplativa. Esto empieza a descorrer el velo que se alzaba ante el secreto de la salvación y de la oración. Ve que realmente rezar significa dirigir su pensamiento y su memoria sin descanso al recuerdo de Dios, andar en Su divina Presencia, despertar a Su amor por el pensamiento en Él, y unir el Nombre de Dios a la respiración y al latir del corazón. Él es guiado en todo esto por la invocación con los labios del santísimo Nombre de Jesucristo, o por la recitación de la Oración de Jesús, en todo momento, en todo lugar y durante cualquier ocupación, sin descanso. Estas luminosas verdades, al iluminar el espíritu del buscador y abrir ante él el camino hacia el estudio y la realización de la oración, le ayudan a pasar en seguida a poner en práctica estas sabías enseñanzas.(Relatos de un Peregrino Ruso)