Ve el alma que le comienza a nacer un amor de Dios muy desinteresado. Desea ratos de soledad para gozar más de aquel bien. En fin… es un comienzo de todos los bienes, un estar las flores a punto de brotar. Y esto lo verá el alma muy claro, y no podrá entender que Dios estuvo con ella, hasta que se vea con faltas e imperfecciones, que entonces todo lo teme.