Y porque todos los hombres han sido redimidos por Jesús, por eso María los ama a todos y los colma de favores. San Juan la vio vestida de sol: «Apareció en el cielo una gran señal, una mujer vestida de sol» (Ap 12,1). Se dice que estaba vestida de sol porque, así como en la tierra nadie se ve privado del calor del sol, «no hay quien se esconda de su calor» (Sal 18,7), así no hay quien se vea privado del calor del amor de María, es decir, de su abrasado amor.