Una de las tentaciones permanentes y a veces más sutiles en la vida espiritual es la de basarla en nuestros propios esfuerzos y no en la misericordia gratuita de Dios.
Una de las tentaciones permanentes y a veces más sutiles en la vida espiritual es la de basarla en nuestros propios esfuerzos y no en la misericordia gratuita de Dios.