La tristeza por el pecado

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Es, empero, de notar que según la diversidad de los aprovechantes se suele sentir esta tristeza; los más aprovechados la tienen más, y los que no lo son la sienten menos, y los que ninguna cosa han aprovechado en ningún grado la sienten, porque no echan menos lo que nunca tuvieron.

Debería, empero, ser en las cosas espirituales como en las corporales en cuanto a esto: que así como en la naturaleza de las cosas corporales no se da cosa vacía, así en lo espiritual no se debería dar ánima que estuviese vacía de cualquiera de las dos cosas dichas.

Tercer abecedario espiritual. Capítulo V, de la tristeza