La pedagogía del Señor: se va para humillarnos y viene para consolarnos

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Aprende también de aquí a no desmayar cuando algunas veces perdieres de vista este Señor (quiero decir, la alegría y consolación espiritual que de él nos viene), pues esta sacratísima Virgen lo perdió sin culpa suya, por sola voluntad y dispensación divina. Y aprende también de ella a resignarte en las manos del mismo Señor, cuando así le perdieras, estando aparejado a padecer el martirio de esta ausencia por todo el tiempo que Él fuere servido: aunque no por eso debes aflojar ni descuidarte cuando así te vieres, antes en este tiempo debes andar con mayor recaudo, y buscar lo que perdiste, con mayor cuidado, como lo hizo esta Virgen, la cual perdió a tiempos este tesoro para nuestro consuelo, y después lo buscó para nuestro ejemplo, y finalmente lo halló para nuestro esfuerzo. Porque por esta causa hace el Señor estas ausencias, para darnos materia de todos estos ejercicios de virtudes. Se va, para humillarnos; viene, para consolarnos; y entretiénese para probarnos, y purgarnos, y ejercitarnos, y darnos conocimiento de lo que somos.

Vida de Cristo