La maldad del pecado

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¡Ninguna criatura podrá jamás comprender lo que es un solo pecado!… ¡La perversidad del pecado!… ¡Misterio insondable!… ¡Es el “mal”! No hay más que un solo mal…, como no hay más que un solo bien…

El bien único, esencial, es la gloria de Dios; el mal único, esencial, es el que destruye ese bien, el que ataca a la gloria de Dios, el pecado…

¡Es el mal!… Todos los bienes criados no tienen de bien en sí más que aquello que procura la gloria de Dios; todos los males del mundo no tienen de mal sino lo que participa del pecado… Lo malo en todos los males es la parte de pecado que se ha infiltrado en ellos.

Nada es malo sino el pecado y lo que de éste participa. Gloria de Dios, bien único y universal… Pecado, mal único y universal… ¡Dios mío! ¡Cuántos males hay en el mundo, y sin embargo sólo hay uno! ¡Si yo supiese comprenderlo!… (José Tissot, La vida interior)