La gran misión que recibimos, en el bautismo, es la corredención. Nos urge la caridad de Cristo, para tomar sobre nuestros hombros una parte de esa tarea divina de rescatar las almas (Es Cristo que pasa, 120)
La gran misión que recibimos, en el bautismo, es la corredención. Nos urge la caridad de Cristo, para tomar sobre nuestros hombros una parte de esa tarea divina de rescatar las almas (Es Cristo que pasa, 120)