La experiencia de la nada

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Cuan maravillosamente se transforma el amor del hombre por la experiencia interior de esta nada y de esta falta de lugar. La primera vez que la contempla surgen ante él los pecados de toda su vida. No queda oculto ningún mal pensamiento, palabra u obra. Misteriosa y oscuramente han quedado marcados a fuego dentro de ella. A cualquier parte que se vuelva le acosan hasta que, después de gran esfuerzo, doloroso remordimiento y muchas lágrimas amargas los borra profundamente. A veces la visión es tan terrible como el resplandor fugaz del infierno y se siente tentado a desesperar de verse curado y aliviado alguna vez de su penosa carga. Muchos llegan a esta coyuntura de la vida interior, pero la terrible agonía y falta de consuelo que experimentan al enfrentarse consigo mismos les lleva a pensar de nuevo en los placeres mundanos. Buscan alivio en cosas de la carne, incapaces de soportar el vacío espiritual interior. Pero no han entendido que no estaban preparados para el gozo espiritual que les habría sobrevenido si hubieran esperado. El que con paciencia mora en esta oscuridad sería confortado y sentiría de nuevo confianza en su destino, ya que gradualmente vería curados por la gracia sus pecados pasados. El dolor continúa, pero sabe que terminara, pues ya va siendo menos intenso. Poco a poco comienza a darse cuenta de que el sufrimiento que padece no es realmente el infierno, sino su propio purgatorio. Vendría un tiempo en que no reconozca en esa nada pecado particular alguno sino tan solo el pecado como un algo oscuro, y esa masa informe no es otra cosa que el mismo. Ve que en él está la raíz y las consecuencias del pecado original. Cuando en otras ocasiones comience a sentir un maravilloso fortalecimiento y unos deleites inefables de alegría y de bienestar, se preguntara si esta nada no es, después de todo, un paraíso celestial. Vendrá, por fin, un momento en que experimente tal paz y reposo en esa oscuridad que llegue a pensar que debe ser Dios mismo. (La Nube del No Saber – Anónimo ingles del siglo XIV)