La benignidad de Dios es inefable

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La benignidad de Dios es inefable y su amor por nosotros sobrepasa toda humana expresión. Sólo encuentra equivalente en la bondad divina, ya que se trata de la paz de Dios, que sobrepuja todo humano sentir. Y la unidad con los que ama supera toda unidad que se nos antoje fingir o expresar en símbolos de criatura. Por esta causa los Libros Santos se sirvieron de muchos símbolos para significar dicha unión, no bastando uno solo: El Huésped y la Casa. El Sarmiento y la Vid. El Desposorio. La Cabeza y los Miembros. Sin que ninguno enteramente la exprese, por ser todos incapaces de captar su contenido exacto.

La vida en Cristo, libro I