Hecho por el que se humilló Santa Teresa de los Andes

1582

Viernes 24.8.1917. Quiero dejar escrito un acontecimiento que me sucedió, que aunque pequeño, me sirvió para humillarme. Estábamos en instrucción cuando una abeja u otro bicho más grande se acercó a mí. Sin saber cómo di un salto y arranqué para afuera de la sala; pero después me dio vergüenza de no haberme sabido vencer, pero en fin ofrecí la humillación a Dios y entré. Entonces la M. Izquierdo me miró tan fija y profundamente que hubiera querido que me tragara la tierra, como recordándome mi poca vigilancia sobre mis inclinaciones. Oh, cuán pequeña y miserable me vi. Estaba sola. Jesús me dejó y yo, sin Jesús, ¿qué soy sino miseria? Después le fui a pedir perdón a la Madre. Confieso que me costó; pero me dirigí a mi Madre, y Ella, como siempre, me ayudó. La M. Izquierdo me dijo «bueno» inmediatamente. Creo que hubiera preferido que me hubiera reprendido. Entonces me acordé de Jesús, de su misericordia cuando miró a Pedro y lo enterneció con su mirada. Doy gracias a Dios de este acontecimiento, pues no lo ofendí, mas sirvió para humillarme.

Diario