Hacerse como niños

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“Sé, dice, que a muchos supuestos espirituales y sabios filósofos, que buscan por doquier falsas grandezas y prácticas que aparezcan elevadas a los ojos de la razón y del orgullo, el simple ejercicio vocal, pero frecuente, de la oración, les parece algo de poca importancia, una ocupación trivial, una pequeñez incluso. Pero, infelices, se engañan a sí mismos, y olvidan la enseñanza de Jesucristo: En verdad os digo, si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Ellos elaboran por sí mismos una especie de ciencia de la oración, sobre las bases inestables de la razón natural. ¿Tenemos necesidad de mucha ciencia, o reflexión, o conocimiento para decir con un corazón puro: Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí? ¡Ah!, alma cristiana, haz de tripas corazón y no silencies la ininterrumpida invocación de tu oración, aun cuando puede que tu llamada salga de un corazón aún en guerra consigo mismo y medio lleno por el mundo. No te preocupes. Sigue adelante con la oración, no dejes que enmudezca, y no te inquietes. Ella se irá purificando a sí misma por la repetición. Nunca dejes que tu memoria olvide esto: Mayor es Quien está en vosotros que quien está en el mundo. Dios es mayor que nuestro corazón, y conoce todas las cosas, dice el Apóstol.(Relatos de un Peregrino Ruso)