Gloriarse en las debilidades

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Ved cómo el gran Apóstol estaba convencido de esta verdad. En una de sus Epístolas, después de haber manifestado cuán miserable es y cuántas luchas ha de sostener en su alma, exclama: «De buena gana me gloriaré de mis debilidades» (2Cor 12,9). En lugar de lamentarse a causa de sus enfermedades, de sus debilidades, de sus luchas, las convierte en título y motivo de santo orgullo, esto parece extraño, ¿no es verdad? Pero San Pablo nos da una razón convincente: «A fin de que no sea mi fuerza, sino la fuerza de Cristo, la gracia de Cristo que habita en mí, la que me haga triunfar» (ib.) y que a El se dirija toda gloria.

Cristo, vida del alma