Escuchar a Cristo en la Sagrada Escritura

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Si quieres que tu oración se base en la Sagrada Escritura, tienes que ser como María de Betania. En Betania, en la casa de sus amigos María, Marta y Lázaro, Jesús encontró un refugio en el que pudo descansar. Cuando se acercaban los últimos momentos de su vida él, sabiendo que los fariseos lo espiaban, se refugió en Betania. Cuando Jesús llegó a la casa de sus amigos, María se sentó a sus pies y con suma atención absorbió cada una de sus palabras; se comportaba como si estuviera delante del tabernáculo. Cuando Marta, atareada con los quehaceres de la casa, le pidió a Jesús que le llamara la atención a su hermana, porque la había dejado sola con las ocupaciones domésticas, él le contestó; «María ha elegido la parte mejor, y nadie se la quitará» (Lc 10,42). La mejor de las partes es estar junto a Cristo, es sentarse a sus pies y escuchar con fe sus palabras, las que nos dice a través de la Sagrada Escritura. María, escuchando y contemplando a Jesús, la Palabra encarnada, tuvo que ser una gran alegría para él. Nosotros, siempre tan atareados y con tanta prisa, nos decimos que carecemos de tiempo para leer la Biblia. Para María no había nada más importante que él, el maestro, su presencia en la casa. Y el lugar más apropiado para ella era estar a los pies de Jesús. (Tadeuz Dajczer, Meditaciones sobre la fe).